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jueves, 25 de marzo de 2010

año nuevo de monos: plastic beach en chile

Alx23Skidoo! escribió en el foro: Una amiga me mando este review ayer miercoles 24, dia que se lanzo de manera oficial Plastic Beach aqui en mis tierras. Esta bastante bueno.:

Más falso que despedida de músico. El ex vocalista de Blur, Damon Albarn, había decretado la muerte de su proyecto Gorillaz, proclamada como la primera banda virtual del planeta, tras dos discos multiplatino y varias horas de rotación para sus singles. Pero acá están de nuevo, resucitados para servir a una fantasía del padre: Albarn se fascinó con los desperdicios en una playa, tomó el teléfono (aparecieron Mos Def, Snoop Dogg, Lou Reed y hasta Bruce Willis) y dio vida a la banda sonora steam-punk de una isla sintética.
Es un disco más oscuro, con la maña popera algo damnificada entre tanta referencia. Sobran melodías infecciosas en las canciones más tradicionales (“Rhinostone” o “Superfast jelly”, que regala una colisión entre el galés Gruff Ryhs y De la Soul); y la vibra crece con el pulso acelerado de pistas listas para la remezcla, como “Glitter freeze” (con el gran Mark E. Smith al frente) o “Stylo”. Y todo atravesado de mucho guiño autoparódico: Lou Reed rehaciendo una de sus creaciones bajo la capacha de The Velvet Underground, “Some kind of love”, ahora travestida en “Some kind of nature”; o la reagrupación entre Mick Jones y Paul Simonon de The Clash, quienes sugieren algún guitarreo justo antes de enterrarlo entre sonidos de Casiotone.

“Plastic beach” llega después de que Albarn hiciera su enésimo acto de desaparición entre la composición de una ópera (“Monkey: A journey to the west”), su labor de difusor/agitador de la música africana (“The good, the bad and the queen, Amadou et Mariam”), o alguna invitación con ganas de exprimir esa modorra arrastrada de su voz para teñir de cercanía una canción como “Saturday comes slowly” de Massive Attack.

Ha sido un período disperso. El ex Blur hoy no tiene base a la cual oponer Gorillaz, su válvula de escape para las melodías pegajosas. Hoy, cuando no está claro cuál es su proyecto central -¿reunir a Blur?, ¿algún plan de resucitación para el proyecto de la World Music?-, Gorillaz perdió sus referencias de oposición. El desorden, finalmente, es lo que termina por concederle el título que reclamaba desde su nacimiento. Esta es la primera banda virtual: de la virtualidad de una isla cyberpirata en aguas internacionales; de la suspensión de los rasgos individuales; de la mezcla que prefiere la adición a la síntesis (“White flag”, o cómo hip-hopear sobre los acordes de la Orquesta Nacional para Oriente del Líbano). De monos que se pasaron del cumpleaños al Año Nuevo, impenitentes.

“Plastic beach”
Gorillaz
(2010, EMI)

Fuente: La Nación

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